Poder de mercado e innovación
A raíz de las últimas acusaciones de colusión se menciona como uno de sus efectos...
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José Miguel Benavente
A raíz de las últimas acusaciones de colusión se menciona como uno de sus efectos más dañinos el que los precios no reflejarían los costos marginales de producción en dichos mercados. Demás está decir que uno de los fundamentos centrales para que una sociedad se beneficie de utilizar principios de mercado en sus transacciones económicas es que exista competencia en la provisión de bienes y servicios.
Obviamente que existen otros ámbitos donde la falta de competencia genera impactos, muchos de ellos nocivos. Quisiera focalizarme en uno de estos aspectos que en más de una ocasión ha generado un profundo debate. Y tiene que ver con el poder de mercado y los incentivos a la innovación. Si bien poder de mercado y falta de competencia no son lo mismo, existen algunas dimensiones comunes que pueden afectar a la innovación.
Hace ya más de un siglo que Schumpeter sugería que los beneficios de mejorar los atributos que poseen los bienes producidos o reducir los costos de su producción generaba los suficientes incentivos a los empresarios para destinar recursos orientados a conseguir esos cambios y mejoras. Así, eran las ganancias esperadas o futuras las que motivaban hoy realizar un esfuerzos en innovación.
El problema, sin embargo, es la forma de financiar hoy dichos esfuerzos innovadores. Sabemos que en mercados financieros poco profundos, es muy difícil conseguir recursos frescos orientados a desarrollar nuevas tecnologías, productos o bien hacer más eficiente la producción de los actuales. Entre otros motivos, pues son procesos relativamente riesgosos. Tanto en Chile como en otros países incluso desarrollados los recursos provienen entones de las rentas que se han generado en el pasado, debido muchas veces a las innovaciones exitosas. De esta manera, un mayor poder de mercado que permite la generación de sobrerentas puede ser necesario para financiar los esfuerzos innovadores de las empresas.
Pero qué pasa si la forma de generar esas rentas no son precisamente el resultado de los esfuerzos históricos de innovación si no más bien la posesión de ciertos privilegios y/o el acceso a ciertos insumos productivos claves en forma exclusiva. En estas circunstancias, la situación es aún peor si no existe la presión competitiva necesaria para que esas ganancias se destinen para ir manteniendo una ventaja competitiva saludable en el futuro y se destinen, sin embargo, a mantener los privilegios. La presión competitiva genera, en consecuencia, un sano desafío a las empresas a invertir esas rentas en procesos de innovación promoviendo de esta manera el círculo virtuoso del cambio tecnológico. Ello pues, por una parte, los consumidores podrán acceder a mejores productos y servicios y, por otra, el conocimiento generado en el proceso de innovación se difunde a otros ámbitos de la sociedad.
Es por ello, que la presión competitiva es necesaria para que los beneficios de una economía de mercado llegue a los consumidores vía mejores precios, pero también es un poderoso aliciente para que la empresas se esfuercen en introducir innovaciones.